Artículo publicado don Hermógenes Pérez de Arce el 18 de noviembre de 2011



Venganza de Izquierda



"El brigadier hoy está condenado en diez casos en que, 
supuestamente, secuestró a personas y, 
se supone, las mantiene privadas de libertad hasta hoy. 
En otros 56 procesos también se le imputa la misma conducta. 
Se ha hecho tabla rasa de la prescripción, 
la amnistía y la cosa juzgada 
(porque los casos habían sido ya sobreseídos en el pasado). 
Pero lo peor es que se ha hecho también tabla rasa 
de la verdad y del sentido común. 
Se consagra oficialmente la mentira judicial". 




Sabemos que en Chile se hace lo que manda la izquierda marxista, porque ella, por doctrina (lucha de clases) es violenta y la gente y el gobierno la temen. ¿Cómo se ha planteado el tema de la educación en Chile? A partir de la violencia de las tomas y los encapuchados. Y así en todo lo demás.

¿Un brigadier (r), preso político (pues según la ley debería estar libre) quiere presentar sus memorias? La izquierda no lo permite y llama a escándalo general. Hay que impedirlo. Se desata una campaña insólita de truculenta propaganda en su contra, presentándolo como un asesino y torturador. Aparece un extremista, que fue doble agente y que luego pasó a serlo triple, refiriendo cómo el entonces teniente Krassnoff asesinó de manera sangrienta a una mujer embarazada. En pantalla vemos desfilar a una mujer y a un médico que dicen haber sido torturados por el teniente Krassnoff. Eso es todo lo que sabe el pueblo.


El brigadier hoy está condenado en diez casos en que, supuestamente, "secuestró" a personas y, se supone, las mantiene privadas de libertad hasta hoy. En otros 56 procesos también se le imputa la misma conducta. Se ha hecho tabla rasa de la prescripción, la amnistía y la cosa juzgada (porque los casos habían sido ya sobreseídos en el pasado). Pero lo peor es que se ha hecho también tabla rasa de la verdad y del sentido común. Se consagra oficialomente la mentira judicial. Pues los jueces, los querellantes y los defensores, así como todo el que quiera enterarse, saben que no es verdad que Miguel Krasssnoff mantenga o haya mantenido secuestrado a nadie. Y esa mentira universal, sin embargo, prevalece y a nadie le importa, porque se debe complacer a la izquierda, que es tan violenta.

¿Y quién inició la lucha armada en Chile? La izquierda. Pero los culpables son los que la impidieron, no ella, que la desató. Es el mundo al revés.

Yo, hace años, a instancias de un amigo, sostuve horas de entrevistas con Miguel Krassnoff, cuando se comenzaron a reabrir procesos ilegales en su contra. Él adquirió notoriedad por un hecho muy importante: fue autor del hallazgo del escondite del jefe del MIR, Miguel Enríquez, en 1974, cuando ese grupo armado terrorista era la fuerza guerrillera más importante del país.

Después de conversar con Krassnoff, quedaron en mi recuerdo dos afirmaciones que él me hizo: la primera, que nunca detuvo a nadie, con una sola excepción, si pudiera decirse: al entrar a la casa donde se ocultaba Miguel Enríquez, y éste murió, tras un tiroteo prolongado con fuerzas de seguridad, Krassnoff encontró a una mujer joven herida, la conviviente de Enríquez, Carmen Castillo, a quien tomó en sus brazos y envió a un hospital; la segunda, que nunca torturó a nadie ni en su presencia se torturó a nadie. Me explicó: "Yo era teniente y tenía la misión de interrogar a los detenidos. Comenzaba por poner sobre la mesa mi credencial, para que supieran con quién hablaban, y luego les pedía antecedentes sobre los grupos a los cuales pertenecían. Y siempre ellos se explayaron ampliamente. No necesité ni nunca apliqué a nadie apremio alguno ni eso lo hizo nadie en mi presencia".

Nunca ha sido condenado con alguna prueba sólida. Sólo por presunciones. Los jueces de izquierda lo asignan a la "cúpula de la DINA", siendo que era teniente y entre él y la citada cúpula mediaban centenares de oficiales de mayor rango.

Krassnoff ha sido siempre, comprobadamente, un hombre honorable y de vida familiar ejemplar. Cuando fue comandante de regimiento en el sur por varios años fue muy apreciado por toda la comunidad local. Su hoja de servicios en el Ejército es impecable. Pero, por alguna razón (posiblemente por ser de ascendencia cosaca o rusa blanca, es decir, anticomunista, y haber descubierto el escondite de Enríquez) la izquierda y sus jueces se han ensañado con él y de hecho parece destinado a cumplir cadena perpetua por su contribución a la salvación de Chile.

Un ejemplo de esa saña izquierdista contra él lo viví hace no mucho en carne propia. Una nieta mía estudió Periodismo en la Universidad Católica y, como parte del material de trabajo que le dio un profesor, había una publicación donde se señalaba que Krassnoff había asesinado al cantante Víctor Jara en el Estadio Chile, agregando que allí era apodado "El Príncipe". Mismo apodo que en estos días le atribuye un diario digital que reproduce un relato atroz del doble agente Osvaldo Romo, hoy triple agente, describiendo cómo Krassnoff habría asesinado por sus propias manos, que habrían quedado manchadas de sangre, a la presa Diana Arón.

Mi nieta no podía creer que yo defendiera a Krassnoff, pero yo le demostré que el texto era una falacia completa, pues él nunca estuvo en el Estadio Chile ni jamás fue apodado "El Príncipe". Al tiempo de la muerte de Víctor Jara estaba adscrito a la Escuela Militar y en diciembre de 1973 pasó a ser jefe de seguridad del general Pinochet. Y nunca fue siquiera procesado en el caso Víctor Jara. Pero las publicaciones de izquierda lo presentan como su asesino y los profesores de izquierda de la UC las usaban para lavar el cerebro de sus alumnas.

Un caso típico de prevaricación, injusticia flagrante y difamación en su contra es presentado por el abogado Carlos Portales en el libro que se lanzará el lunes: Krassnoff fue condenado a años de presidio por el secuestro en 1974 del mirista francés Alfonso Chanfreau. En este caso la justicia francesa, además, ha dictaminado que pedirá su extradición para juzgarlo allá.

Pero en 1992 la ministra en visita Gloria Olivares declaró la inocencia de Krassnoff en ese caso. Uno de los testigos miristas que declaró en el juicio, Eric Zott, expresó que el uniformado no había tenido participación en él. Luego la Corte Suprema revisó el caso y lo sobreseyó, pero por amnistía. Los ministros que aprobaron ese fallo fueron acusados constitucionalmente por la izquierda y uno de ellos, Hernán Cereceda, fue destituido, con el voto del entonces senador Sebastián Piñera, que se cambió de bando en esa votación. Pese a todo lo anterior, este año el ministro Jorge Zepeda volvió a procesar a Krassnoff por el mismo caso Chanfreau, por mantenerlo secuestrado. Pero en el expediente consta que el mismo mirista murió en un enfrentamiento con efectivos de seguridad en La Granja, en 1974.

Está la prueba de inocencia aportada por Eric Zott (en Chile, donde no hay Estado de Derecho, no se presume y hay que probarla); están la amnistía, la prescripción, la cosa juzgada, la verdad de los hechos. Todo confluye a la absolución de Krasnoff. Pero está preso por ese caso, entre otros similares.

Y se hace un escándalo porque se publica su biografía, donde se exponen abusos como ése.

Si hubiera estado vivo Émile Zola, habría escrito otro "J'accusse" como el que publicó en favor de la inocencia del capitán Dreyfuss. Pero eso habría podido tener lugar en una época y en un país de mayor moralidad, en que la verdad, la legalidad y la justicia hubieran merecido respeto, no en el Chile de hoy.