Artículo de don Hermógenes Pérez de Arce, de 21 de noviembre de 2011



Secuestro Semi-permanente


La presentación de la cuarta edición de la biografía de Miguel Krassnoff, que escribió la historiadora Gisela Silva Encina, concitó unas tres o cuatro veces más público que los lanzamientos de las anteriores, además de hordas de terroristas cuyo número no sé cuantificar y que hirieron a personas de edad y a carabineros, lanzaron centenares de piedras contra el salón de actos y pusieron a prueba la solidez de los grandes vidrios de sus ventanales, que resultaron dañados pero, sorprendentemente, no dejaron pasar los proyectiles.


La concurrencia no pudo salir del recinto al final del acto porque sus potenciales asesinos (que, paradójica y rítmicamente gritaban "¡asesinos, asesinos!", obviamente con el propósito de identificarse) rodeó el inmueble por los cuatro costados.
Pero bajo la lluvia de piedras, la inspiración aportada por los gases lacrimógenos, el estruendo de los terroristas al golpear los cercos metálicos del contorno, los discursos se sucedieron sin interrupción durante dos horas y fueron coronados por las voces del millar de asistentes entonando el himno patrio con singular unción y hasta su mejor estrofa, la de los "valientes soldados". Nadie se movió de su sitio hasta el final, pero los primeros que intentaron salir para volver a sus casas regresaron pronto heridos, vejados y despojados por los terroristas de izquierda, que habían sobrepasado al piquete de carabineros que resguardaba el recinto.
Una señora de 77 años me pidió dejar constancia de que la habían golpeado con pies y manos y le habían vaciado sobre la cabeza un líquido avinagrado, lo que la obligó a regresar al interior. "Eran muy jóvenes", me dijo, "¿éste será el futuro de Chile?".
Hubo carabineros y civiles heridos de variada consideración. Estoy seguro de que no necesito leer el diario de mañana para saber que no hubo detenidos.

Finalmente, después de las once de la noche sucesivos buses blindados de Carabineros nos fueron liberando del secuestro por grupos, en medio de la agresión y el insulto terroristas. Un suboficial me dijo al pasar que extrañaba mucho mis columnas en el diario, así es que lo remití a este blog.
Todos decían que un secuestro colectivo como éste no se había visto nunca antes en Chile, ni siquiera bajo la UP.

Nos fueron a dejar más allá de la barbarie izquierdista, a un lugar desde el cual cada uno pudiera discurrir su respectivo regreso a casa o la forma de volver a recuperar su automóvil sin ser presa del terrorismo marxista.

Durante el tiempo que vivimos secuestrados varios me pidieron publicar en este blog mi discurso recién pronunciado. Les respondí que no sabía hacerlo, así es que me enseñaron. Si aprendí o no se sabrá si dicho discurso aparece o no en el blog siguiente.