Santiago,
07 de Junio de 2012
SR.
PRESIDENTE
DE LA COMUNIDAD
ISRAELITA EN CHILE
DON SHAI
AGOSIN
Presente
Respetado
Sr. Presidente:
Me
permito enviar a Ud., un ejemplar del libro titulado “Miguel Krassnoff.
Prisionero por Servir a Chile” escrito por la destacada literata,
historiadora e investigadora chilena
Sra. Gisela Silva Encina; Editorial MAYE; 6ª. edición actualizada.
Mi
interés en ello radica en que Ud. tenga la amabilidad de leerlo y formarse una
opinión objetiva de la real situación que ocurre con mi persona, toda vez que
me he sorprendido con ciertas opiniones vertidas públicamente por personas
integrantes de vuestra comunidad sobre ciertos hechos en los yo habría tenido
en el pasado determinadas responsabilidades y que, por cierto, son absoluta y
totalmente inexactos, faltos de toda veracidad y que rechazo categóricamente.
Mi
respeto y consciente compromiso con personas de vuestra nacionalidad data desde
mis orígenes de vida, pues inmediatamente después del holocausto cometido por
los soviéticos contra de los Cosacos y
rusos Blancos en la ciudad de Lienz y alrededores -Austria- al finalizar la 2ª.
Guerra Mundial, mi madre, mi abuelita materna y yo recién nacido, logramos
escapar con vida de dicha tragedia trasladándonos a la ciudad de Trieste en
Italia, gracias al humanitario y espontaneo asilo que nos proporcionó el
Embajador de Chile en ese País y Embajador concurrente en Austria. Al llegar a
la ciudad de Trieste, sin recurso alguno, debimos esperar durante
aproximadamente un mes la concreción de todos los tramites que finalmente nos
permitieron embarcarnos hacia Chile y hacia la libertad.
Durante
dicho período, logramos sobrevivir gracias al invaluable, desinteresado e
inmediato apoyo de todo tipo que nos proporcionó una distinguida e inolvidable
familia de origen judío que se encontraba en Trieste, la cual sin conocernos,
nos tendió su noble mano para sobrellevar con dignidad, ejemplar hospitalidad y
cálida amistad el señalado periodo de obligada espera hacia un futuro más
promisorio y en la soñada paz.
Comprenderá Ud., que
no solo por este hecho, sino que también por las trágicas y dolorosas
experiencias del pasado que enfrentaron nuestros inolvidables ancestros
producto de insensatas políticas criminales;
por mi sólida formación valórica familiar cristiana y por mi severa y seria
preparación profesional militar, bajo ninguna circunstancia podría yo tener
alguna extraña predisposición -obviamente inexistente- hacia determinadas
personas pertenecientes a vuestra nacionalidad o religión. ¡Muy por el
contrario!
Con
lo anterior confió que Ud. tendrá los argumentos y objetividad para descartar
de plano cualquier opinión o comentario al contrario de lo expuesto en la
presente, opiniones y conceptos que a mi juicio se insertan en intereses y
objetivos muy alejados de la verdad y de la justicia.
Asimismo, he
estimado pertinente y para mayor abundamiento, adjuntar al mencionado libro
algunos otros ejemplos -debidamente certificados por mi Abogado Defensor- mediante los cuales se detallan mayores
antecedentes que corroboran la más que comprobada judicialmente inocencia de mi
persona y de mis subalternos de la época, en cuanto a los imposibles cargos y
supuestos ilícitos en los que nos han involucrado y que habrían ocurrido hace
casi 40 años atrás.
Reiterando mis
respetos hacia su persona y mi íntima relación y la de mi familia hacia toda
persona perteneciente a vuestra nacionalidad y religión e insistiendo en el
absoluto rechazo a los comentarios ya mencionados, le saluda atentamente,
Fdo.)
MIGUEL KRASSNOFF MARTCHENKO