Orbe: columna de opinión del Contralmirante Guillermo Baltra A.



Club Providencia bajo sitio 

"Presencié todo, desde que se inicia el agrupamiento de manifestantes, hasta que se transforman en una turba descontrolada y con sed de hacer daño, de ahí al linchamiento había solo un paso"



SANTIAGO, 29 de Noviembre de 2011 11:52


A continuación, Agencia ORBE presenta a sus subscriptores la columna de opinión del Presidente del Movimiento Unitario Nacional (MUNA) Guillermo Baltra Aedo.

Los que asistimos al lanzamiento de la cuarta edición del libro Miguel Krassnoff “Prisionero por servir a Chile” jamás lo vamos a olvidar, una actividad con la trascendencia normal del lanzamiento de un libro, se convirtió en la muestra palmaria de una sociedad profundamente desgarrada. 

Presencié todo, desde que se inicia el agrupamiento de manifestantes, hasta que se transforman en una turba descontrolada y con sed de hacer daño, de ahí al linchamiento había solo un paso. 

Los invitados tenían el acceso bloqueado por la turba y al pasar eran atacados, inicialmente con insultos, después con agresión física golpeando y arrancando las ropas de quienes cruzaban, hasta que al final la sangre llegó al río, cuando veo a uno de los invitados con la cabeza partida y goteando su sangre por el embaldosado del club. 

Finalmente apareció una cantidad adecuada de carabineros para impedir el asalto al Club de Providencia los cuales en el ejercicio de sus funciones también sufrieron las consecuencias. Uno a uno empezaron a llegar los carabineros heridos y hubo que establecer una enfermería de emergencia al interior del Club, total nueve heridos. Mientras la manzana completa quedó rodeada por la multitud enloquecida, que lanzaba toda clase de proyectiles, quebrando vidrios y tratando de obstaculizar el evento. Para todos los efectos las más de 600 personas que nos encontrábamos en el interior estábamos bajo Sitio. 

Afuera el ambiente era de batalla campal, con un panorama en brumas, a causa de los gases lacrimógenos, recordando alguna película sobre las trincheras en la primera guerra mundial. En un momento la turba rompió el cerco protector de carabineros y se lanzaron contra las puertas de vidrio en el acceso, golpeándolas y tratando de quebrarlas con evidente riesgo para su propia integridad física. Así fue como desde el interior, vi rostros a través del vidrio y no una multitud indefinida. Me impresionó mucho una joven bien parecida, de lindo pelo azabache, que estaba siendo contenida por carabineros. 

A través del cristal le hice un gesto para que me mirara a los ojos, tenía un hermoso par de ojos oscuros y por un instante, sólo por un instante, pude llegar a lo más profundo de su alma... y quedé horrorizado, lo que aprecie en el fondo de su corazón, fue odio del más destructivo, una ira incontenible que estoy seguro le corroe el espíritu. 

Estimados amigos y compatriotas ¿Que hace a una muchacha de aproximadamente 20 años, que no vivió los aciagos momentos del gobierno de la Unidad Popular, que tampoco vivió los muy difíciles años de la reconstrucción del país durante el Gobierno de las FF AA y de Orden, odiar a personas que no conoce, creyéndolas responsables de hechos que tampoco conoció? 

La conclusión es simple, le han heredado la semilla del odio y la semilla germinó. 

Esto nos sucede por tener Gobiernos, que se han dedicado a echarles sal a las heridas del pasado. La experiencia de miles de años y por supuesto de personas más sabias que las que por desgracia nos han conducido, enseña que cuando la sociedad entra en lucha fratricida, al terminar las pasiones violentas, los gobernantes verdaderamente estadistas, toman medidas para cerrar las llagas de ambos bandos. 

Entre muchas medidas, están las leyes de amnistía efectiva para todos los involucrados, aunque eso afecte a su capital político. 

Lamentablemente no fue el caso de nuestra querida Patria, no nos tocaron estadistas, nos han tocado administradores graduales de la venganza, por acción o por omisión. 

No podemos convivir con fantasmas de hace 42 años, es impresentable que los terroristas de antaño con toda su carga de crímenes anden libres y quienes los combatieron estén siendo juzgados y encarcelados. Así la herida no va sanar jamás, porque no nos olvidemos que ambos lados tienen familias y amigos y si no se tiende un manto suave de fraternidad, el resultado inevitable es la violencia entre ciudadanos, aunque mirando las calles de Chile pareciera que esta ya empezó. 

GUILLERMO BALTRA AEDO.