Agradecimiento del Brigadier Miguel Krassnoff Martchenko


GRATITUD Y RECONOCIMIENTO A LAS DISTINGUIDAS PERSONAS 
QUE ASISTIERON AL ACTO DEL LANZAMIENTO DE LA 4ª. EDICION DEL LIBRO “MIGUEL KRASSNOFF. PRISIONERO POR SERVIR A CHILE” 
(Efectuado el 21 de Noviembre de 2011 en dependencias del Club Providencia)


Santiago, 1 de Diciembre de 2011

-¡GRACIAS! A los Notables organizadores de este Acto por su decisión y coraje al concretar con el éxito previsto esta iniciativa. Sin vuestra tenacidad y convicción nada se hubiese logrado.

-¡GRACIAS! Querida y respetada Señora Gisela Silva Encina, por honrarme con su invaluable pluma, plasmando en el Libro de su autoría mi historia personal y colocando para el conocimiento de la opinión pública nacional e internacional los abusos e injusticias que hoy se cometen en Chile en desmedro de todos aquellos uniformados que –en situación similar a la mía- luchamos por la libertad y dignidad de nuestro pueblo.

-¡GRACIAS! Amada Esposa, por tu valentía, lealtad, confianza, cariño y paciencia al enfrentar con ejemplar dignidad y resuelta decisión estos aciagos momentos de nuestras vidas, transformándote junto a nuestros hijos, nietos y familia toda, en la inapreciable y fundamental fortaleza para no cejar en nuestra lucha por la justicia y la verdad.

-¡GRACIAS! Autoridades Edilicias de la I. Municipalidad de Providencia por permitir que en vuestras dependencias se haya podido llevar a efecto este Acto y demostrar ante Chile entero que aún existen personas de notable hombría de bien que dignifican sus altas y muy delicadas responsabilidades, al hacerse respetar en sus correctas decisiones que les asigna la ley, sin aceptar cómodas componendas ni desmedidas presiones que les amenazaban por la realización del citado evento y ponían en riesgo vuestras legítimas aspiraciones de proyectarse en sus respectivos futuros. Uds., virtuosamente, han tenido la intrepidez de sacudirse del alienante concepto de lo “políticamente correcto”, acepción que a mi juicio equivale a castración mental.

-¡GRACIAS! A las distinguidas personalidades que tuvieron a bien intervenir en este lanzamiento, confirmando con vuestras palabras la ejemplar consecuencia valórica con la cual han diseñado los caminos de sus respectivas vidas, dejando con ello un señero legado de nobleza y bravura en el corazón de todos los chilenos, cuando lidiar por los ideales del imperio de la verdad, la justicia y el respeto por el Estado de Derecho en nuestra Patria se trata.

-¡GRACIAS! A cada mujer, cada niño y cada hombre que con gallardía, ejemplar prestancia y bravura a toda prueba, coronaron con vuestra asistencia el espíritu que perseguía este evento. La inapreciable actitud que todos y cada uno de Uds. se esmeraron en demostrar permitió que una enorme cantidad de compatriotas pudieran apreciar que en el Chile de hoy, existen verdaderos patriotas decididos a no escatimar sacrificios, riesgos y arrojos para que en nuestra maravillosa tierra nunca se avasalle la libertad o se pretenda tergiversar nuestra orgullosa historia nacional a manos de inmorales personajes que persiguen obscuros objetivos muy alejados del real futuro promisorio que cada habitante de esta Nación aspira y se merece. A esos conciudadanos que observaron los vergonzosos y abominables incidentes que rodearon vuestra asistencia, se les debe haber contraído el corazón ante el horror al cual Uds. tan decididamente se enfrentaron, despertando con ello en sus respectivas conciencias que el odio, la cobardía, la barbarie y la detestable sed de venganza insaciable de los derrotados del ayer lamentablemente es una realidad contra la cual, sin duda -ahora con vuestro ejemplo- estarán dispuestos a luchar y a impedir.


¡GRACIAS por remover y aventar la perversa monotonía, pasividad y desidia que se había entronizado en buena parte de nuestra sociedad al no asumir en forma seria sus responsabilidades para la defensa y mantención de la democracia que tantos sacrificios nos costó recuperar a todos!  ¡Respetadas personas!: Vuestra asistencia fue un verdadero homenaje, no a una persona en particular, sino que a una causa superior que trasciende en mucho a nombres, caras o personalidades. Fue el homenaje a la justicia, a la libertad inapresable de pensamiento de todo chileno y a nuestro tan destacado civismo y empuje que como pueblo nos ha caracterizado en el mundo entero.

-¡GRACIAS! A los integrantes de esas turbas irracionales, groseras y cobardes seguidoras de posturas dogmáticas intransigentes y ateas responsable de los pavores más espantosos que ha debido sufrir la humanidad y que -inútilmente- pretendieron mediante su característica violencia y sandez, empañar el desarrollo del Acto programado. Ninguna de vuestras deleznables ordinarias amenazas y actitudes matonescas ejercidas en contra de los asistentes los amedrentaron. ¡Muy por contrario! Uds. –sorpresiva e inesperadamente- se toparon con dignísimas personas que les demostraron que en Chile existen ciudadanos que tienen convicciones, valores y consecuencias mucho más solidas que sus odiosos dogmas y añejas e inservibles filosofías, posturas que llevaron a todo nuestro pueblo a la desgracia más oprobiosa de nuestra historia hace más de 40 años atrás.


¡GRACIAS por demostrar vuestra verdadera cara e intenciones, actitudes que corroboran con creces cada una de mis palabras y conceptos anteriores! Términos tales como justicia, verdad, etc. y etc. en vuestros labios suenan vacías, por ser insinceras e hipócritas. Uds., con sus ofensas, agresiones, piedrazos, destrucciones y verborrea  inculta con la que actuaron ese 21 de Noviembre de 2011 (amenaza de bomba incluida) se han desenmascarado ante el País entero, como un sector que jamás resolverá las justas aspiraciones del noble pueblo chileno. Montoneras cavernarias: ¡Gracias por mostrarse tal como son! Lograron concitar el repudio generalizado en contra de cada uno de Uds. y lo que Uds. representan, por parte de –no les quepa la menor duda- gran parte de la sociedad civilizada que habita Chile. Adicionalmente, gracias también -aunque con vergüenza- por permitir que la opinión pública internacional comprobara que en nuestro País de hoy, los derechos son sistemáticamente conculcados, los deberes y respetos aventados y la autoridad debilitada en extremos alarmantes, por sujetos irresponsables, violentistas, vociferantes y anacrónicos como Uds. Aspiro que Dios los ilumine alguna vez, pero al observar tristemente lo sucedido frente al recinto del desarrollo del acto en cuestión, tengo mis severas dudas, pues estos ideales espirituales tan propios de los seres humanos, no gozan de vuestras simpatías ni entendimiento.

-FINALMENTE, ¡GRACIAS A DIOS! Por permitirme renovar mis ansias y esperanzas de justicia, de paz y confianza en una pronta solución a la ignominia e iniquidad a la que hemos sido sometidos un sector no menor de nuestra sociedad, junto con nuestras amadas familias, solo por el hecho de acatar el clamor de toda una ciudadanía y las resoluciones de dos Poderes del Estado de la época, que exigían la restauración inmediata de la normalidad de Chile, ante la anarquía, violencia, humillación y terror que todos vivíamos hace ya más de 40 años atrás. TU sabes mejor que nadie que este Soldado del inolvidable y siempre respetado Ejército de Chile, sus subordinados y camaradas que debimos enfrentar la descomunal tarea de traer la paz a esta noble Tierra, jamás en su actuar se apartó de su férrea formación moral familiar y de su estricta concepción profesional. Asesinatos, brutalidades, ejecución de desapariciones de individuos u otras atrocidades no son conceptos propios de mi idiosincrasia ni de los antes mencionados y, si ello efectivamente ocurrió, categóricamente en ese tipo de situaciones jamás tuvimos participación alguna.
No puedo finalizar sin insistir en mi gratitud a EL, por bendecirme a mí y a mi tesoro familiar, al permitirnos el honor de tener cerca de nosotros a todas estas magníficas personas como lo son, tanto los organizadores de este Acto y sus colaboradores, como cada uno de Uds., los que acudieron a él.
Saludo a todas Uds., dilectas y preciadas personas con un sincero sentimiento de compromiso, afecto y reconocimiento por vuestra valentía y decisión, permitiendo con ello que cada uno de los objetivos previstos en este evento, se haya logrado con el evidente exitoso resultado.

Con particular Afecto,



MIGUEL KRASSNOFF MARTCHENKO
Brigadier


P. S.:

-Mil gracias por los innumerables mensajes de apoyo y aliento que tuve la emoción de recibir en estos días.

-Mil gracias a esas personas que tuvieron la fineza de enviarme emotivas cartas personales y distinguir con su bondad y deferencia a mi querida Esposa, al hacerle entrega de bellísimos presentes, tanto para ella, como para mí.