Biografía 1/7

Nota: las siete entradas sobre la biografía de Miguel Krassnoff M. se basan en la obra del señor L. V. Ferrada V., cuyo texto reproducimos con algunas modificaciones.


Biografía e Historia
de Miguel  Krassnoff  Martchenko

Visión biográfica por Luis Valentín Ferrada V., Abogado.
Santiago de Chile,
Septiembre de 2006

DEDICATORIAS

  A LA DISTINGUIDA SEÑORA MARIA DE LOS ANGELES BASSA  DE KRASSNOFF, EJEMPLAR ESPOSA DEL SOLDADO; A SUS HIJOS, FAMILIA TODA Y MUY ESPECIALMENTE A DON MIGUEL KRASSNOFF MARTCHENKO, NOBLE COSACO Y BRIGADIER DEL EJERCITO DE CHILE, DE QUIENES MUCHO HE APRENDIDO.

 A SUS ABUELOS, PADRES Y COSACOS TODOS, CAIDOS TRAGICAMENTE EN ARAS DE LA LIBERTAD DE RUSIA.

  A LOS SOLDADOS DEL EJERCITO DE CHILE  Y A TODOS LOS INTEGRANTES DE LAS DIFERENTES RAMAS DE LA DEFENSA NACIONAL QUE LUCHARON POR RECONQUISTAR LA LIBERTAD  Y DIGNIDAD DE NUESTRA  PATRIA, EN ESPECIAL A SUS DISTINGUIDAS, ESTOICAS Y VALEROSAS FAMILIAS.
El Autor



PRIMERA PARTE: LOS COSACOS

PRESENTACION

Suele ser precipitado escribir la biografía de quien aún vive. Sin embargo, hay ciertos casos que bien ameritan tal licencia y excepción. Ellos son los de aquellos que, en virtud de las especiales circunstancias que les han correspondido enfrentar, dejan de ser simplemente personas para transformarse así en personalidades, en personajes protagónicos de la historia. Son los que encierran en sí mismos la tragedia, la gloria y las contradicciones, de las cuales se constituye la vida humana.

Este es el caso del actual Brigadier del Ejército de Chile, Don Miguel Krassnoff Martchenko.

Antes de entrar en materia, deseo dejar constancia de algunos conceptos históricos que forman parte de las bases mismas desde las cuales arrancan los compromisos de honor, consecuencia, tradición y valor de determinadas personas, como es el caso del protagonista de esta historia y biografía. Estos conceptos son:

“En lo que se refiere a los Cosacos, honestamente hay que reconocer que fueron ellos los que garantizaron a Rusia el éxito en esta campaña. Los Cosacos tienen las mejores tropas militares de todas las existentes. Si yo los hubiera tenido a ellos en mi Ejército, podría haber llegado a conquistar el mundo entero.” Napoleón Bonaparte.

La Historia de Rusia es la historia de los Cosacos.”  León Tolstoi.

“Un Cosaco muere, pero no se rinde” Lema universal de los Cosacos.

La Historia de Chile es la historia de su Ejército” Historiadores Nacionales.

“JURO POR DIOS Y POR ESTA BANDERA SERVIR FIELMENTE A MI PATRIA… HASTA RENDIR LA VIDA, SI FUESE NECESARIO…” Del Juramento de los integrantes de las FF.AA. y de Orden de Chile.
   

BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL PUEBLO COSACO

                                                                               

Para situar la vida del cosaco del Don y Oficial de nuestro Ejército, Miguel Krassnoff Martchenko (Mikhail Semyonovich  Krasnov) en un contexto histórico, es necesario remontarse a la época desde la cual se tiene constancia de la participación de la familia Krasnov como parte de la historia cosaca, e incluso antes: al surgimiento y desarrollo mismo de esta nación. Es imprescindible entender el rol que juega el pueblo cosaco en la historia rusa e intentar, desde esa perspectiva, descifrar el sino, como dirían los griegos,
que marca la biografía personal del General Krasnov.[1]
 Los cosacos, caracterizados por su violencia, su particular sentido de la disciplina y de la autonomía, su valentía, heroísmo y profundo espíritu cristiano ortodoxo, constituyen, a lo largo de la historia rusa, un grupo humano muy peculiar. Sus características los convirtieron en un pueblo especialmente dotado para las funciones militares y para asumir funciones de liderazgo. De este modo, en un proceso histórico largo y complejo, contribuyeron decisivamente a dar génesis y forma al Imperio Ruso como Estado organizado. Su lealtad hacia los Zares y el proyecto de la Rusia Imperial, se mantuvo incluso cuando ya toda la casa reinante había desaparecido.
 Durante los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, fueron el núcleo de la caballería rusa. Al mando de sus Atamanes[2] invadieron Europa en distintas ocasiones, siendo la última durante la Segunda Guerra Mundial. Conquistaron y colonizaron Siberia; llegaron en sus “razzia” hasta Alaska; y fueron los ejecutores directos de la instalación en el poder de Rusia de la dinastía de los Romanov, a partir del año 1613. Sustentaron el gobierno de la familia Imperial hasta la Revolución Bolchevique, cuando el Zar Nicolás II y toda su familia fueron asesinados por orden de Lenin, en Ekaterimburgo, el año 1918.

ORÍGENES DE UN PUEBLO GUERRERO

La génesis del pueblo cosaco tiene visos de leyenda. Más allá de los estudios étnicos que existen al respecto, se puede decir que surgieron de la estepa. Del análisis de diferentes antecedentes históricos y obras escritas al respecto, se ha logrado establecer que la nación cosaca se formó a principios de nuestra era, como resultado de conexiones genéticas entre tribus de Turán de los Skifos  (Kos-Saka ó Ka-Saka) y los eslavos Meoto-Kaysares de Azov, a lo cual se sumó la sangre aportada por los Asos-Alanes ó Tanaitos (del río Don). La existencia de antiguas fuentes, de los testimonios de historiadores y geógrafos de aquella época,[3] junto a datos aportados por la arqueología moderna, han permitido establecer con relativa exactitud la época y lugar donde se menciona, por primera vez, al pueblo cosaco por su nombre original. Del mismo modo, también se tiene constancia de los múltiples procesos de mutación, en su organización tribal nómada, hasta la conformación del pueblo cosaco propiamente tal y el predominio del lenguaje eslavo en éste. 
 A partir del Siglo IX sus tribus se ubican en las riberas del Don. En la misma época, el cristianismo alcanza predominancia, en particular tras las prédicas de San Cirilo[4]. Desde entonces adoptan en forma definitiva el nombre de “Kazáki”, palabra que en tártaro significa tanto “aventureros a caballo” como “hombres libres”. Se asientan en forma definitiva en los territorios de Azov y del Don, adoptando una lengua considerada como eslavo - tártara.
Durante la autoridad de la denominada “Horda Dorada” en Europa del Este, a partir del 1240, el pueblo cosaco se encontraba al interior de las fronteras del Imperio Tártaro - Mongol. Su autonomía fue respetada, manteniendo también su Iglesia, encabezada por los episcopados de Saraysk y Podonsk. La mayoría conservó la religión cristiana y el idioma eslavo, aunque hubo algunos que se convirtieron a la fe musulmana.
Los Cosacos del Don estuvieron bajo el poder de la autoridad  tártaro - mongol hasta el siglo XIV, los del Dniéper hasta el siglo posterior. Durante todo ese tiempo, ambos grupos cumplieron ciertas obligaciones cívicas y militares a favor de tal régimen. Los últimos que abandonaron las tierras bajo dominio tártaro - mongol, fueron los cosacos de Horda, de Nagay y de Astrajañ, uniéndose a los cosacos del Don recién en la segunda mitad del siglo XVI
A partir de entonces, la vida de los cosacos está ligada al destino de los Grandes Principados de Moscú y de Litva. Bajo amenaza permanente por parte de los turcos y los tártaro - mongoles, los cosacos se enfrentaron a la necesidad de servir bajo las órdenes tanto de la dinastía de los Ryurik de Moscú, como de la de los Gediminovich de Litva. Más tarde, como protesta en contra de estas alianzas forzadas y la hegemonía de estos principados, surgieron dos unidades territoriales cosacas. Una ubicada en el río Don y la otra, en el río Dniéper Bajo. En torno a estos  centros principales se inicia el renacimiento y fortalecimiento de su independencia y de la unidad cosaca.
Hijos y nietos de los emigrantes cosacos avanzaron también como colonizadores hacia el Norte, hacia Siberia. Luego de adaptarse al duro clima local, emigraron en pequeños grupos hacia el Este. Cruzando cordilleras y ríos, atravesando extensas zonas de bosque, lograron dominar y conquistar a las tribus locales, expandiendo el poderío de los monarcas de Rusia por todo aquel enorme territorio. Mantuvieron sin embargo sus lazos con los Cosacos de Don, haciéndose llamar "hijos del Don Apacible". Formaron  grandes comunidades, organizadas y administradas de modo militar en tiempos de guerra y con un gobierno civil y absolutamente autónomo en tiempos de paz. Estas nuevas comunidades, denominadas Host’s o Voisko, adoptaron los nombres de Cosacos de Terek, Cosacos de Siberia o Cosacos de Trans-Baykal, entre otros.
Unidos por un común origen, los cosacos se encontraban ahora divididos por grandes distancias y distribuidos en extensos territorios. Por lo mismo, cada comunidad debió continuar su devenir histórico por caminos propios y particulares.
En una posterior etapa, durante los Siglos XVI y XVII, la mayoría de los cosacos se reunió en torno a los grupos de Zaporozhie y del Don. En ellos se había iniciado la recuperación y el restablecimiento en la tierra de sus ancestros, la Tierra de los Cosacos. Ocuparon las llanuras de las costas de Azov, siendo conocidos a lo largo del Siglo XVIII como Cosacos del Mar Negro o Chernomorskie Kazakí.
El contacto entre los Cosacos del Don y de Kuban no se perdería a pesar de la distancia geográfica, tal como atestigua la correspondencia conservada de esa época... “aliados, así y en adelante, como vivieron los viejos Cosacos… prometemos ante Dios y con honor, ante la Madre de Dios y todos los Santos de la Iglesia… por la fe cristiana, vidas y almas entregadas, besamos el libro del Santo Evangelio por nuestra unión y moriremos uno por el otro.”[5]
En el mes de Septiembre del año 1708, después de ocupación de Don por las tropas rusas, los restos del Ejército del Atamán Bulavin, junto a sus familias, emigraron a la región de Kuban. No hay cifras exactas de la cantidad de personas que se trasladaron, variando entre dos mil y cuarenta mil. Es posible que el número más correcto sea ocho mil entre hombres y mujeres, encabezados por el Atamán Ignat Nekrasov[6].
A su llegada a Kuban, estos cosacos fundaron varios poblados nuevos (Stanitzas), cercanos a los anteriores. La mayoría se instaló en la Península de Taman, en tres ciudades con antiguos nombres del Don: Bludilovskiy, Golubinskiy y Chiryanskiy. Aquí se unieron en el Gran Ejército de Kuban, donde fueron acogidos junto a otros grupos de refugiados cosacos. Entre ellos, los Cosacos de Don descontentos con el nuevo orden establecido por los rusos; los del Volga, que sufrieron las persecuciones de Pedro El Grande en los años 1709 y 1710; y también parte de los Cosacos de Zaporozhie, derrotados en la batalla de Poltava.

LA FAMILIA KRASNOV


Es en este período, donde comienza a mencionarse oficialmente a la familia Krasnov. Se la vincula a la estirpe cosaca y al entorno militar. Asimismo, se establecen sus relaciones con la casa imperial de la Zarina Catalina La Grande (1762-1796). No obstante ello, existen indicios que permiten presumir una participación activa de los Krasnov en la vida del pueblo cosaco con anterioridad a estas fechas.
En efecto, mediante estudios de heráldica y acerca del origen de este apellido, se ha determinado que, ya en el Siglo XI, miembros de esta familia jugaban un rol preponderante dentro de Rusia y del pueblo cosaco. Se tiene conocimiento de la existencia de un señor feudal Krasnov, quien figura con carácter de caudillo. De esto mismo puede deducirse que su estirpe se remonta incluso a un par de siglos antes.  
El antiguo escudo de armas de la familia Krasnov, muestra a un león rampante vinelado, semi- encuclillado, sobre un fondo de campo azur, en actitud de vigilancia, majestad y bravura. Sobre él, dos fajas de oro, representando la autoridad y el liderazgo. A los costados, sendas borlas.
Antes de finalizar la conquista de todo el Cáucaso, los Cosacos de Kuban prestaban servicios principalmente en los puestos de guardia fronteriza, aunque también sus regimientos fueron enviados a participar en batallas y guerras externas libradas por Rusia en aquella época. Asimismo, la Guardia Imperial contaba con un número importante de unidades y soldados cosacos, constituyendo las tropas encargadas de la custodia personal del zar y su familia.
Paulatinamente, las estructuras administrativas cosacas en la región fueron modificadas y perdieron su estatus original. Lo que antes se denominó territorio del Ejército de Cosacos de Kuban, pasó a llamarse simplemente Provincia de Kuban.  Los atamanes a cargo de cada región comenzaron a ser designados, sustituyéndose la elección por parte de los propios cosacos. A este nuevo jefe se le dieron atributos y autoridad de gobernador general, tal como en las restantes provincias rusas. Con una única excepción, ninguno de los atamanes designados fue de origen cosaco. A pesar de todo esto, a los cosacos se les permitió mantener sus costumbres y  tradiciones, particularidades de vida, de servicio militar y de sistema administrativo local.
Cuando las fronteras caucásicas fueron establecidas mucho más al sur, los Cosacos de Kuban tuvieron que asumir otro tipo de servicio estatal. En definitiva, los regimientos cosacos fueron incorporados al Ejército Ruso en calidad de tropas regulares y participaron en todos los frentes de avanzada y defensa de Rusia. Al desligarlos de su función territorial, se les permitió recobrar prácticamente toda su autonomía en cuanto a costumbres y tradiciones, incluyendo la de elegir por si mismos a sus líderes. 
Una de las primeras preocupaciones consideradas en la fundación de sus nuevas poblaciones, fue la construcción de templos y escuelas. Esto explica que a principios del Siglo XX la Región de Kuban ocupara uno de los primeros lugares en desarrollo entre las regiones rusas. Son notables sus logros en agricultura, ganadería, uso de maquinaria y tecnología, volumen de productos de exportación y grandes cosechas de trigo. Ya en esos años, los colegios y escuelas cosacas eliminaron casi por completo el analfabetismo entre su población. Se tiene constancia de la existencia de más de ciento cincuenta establecimientos de educación media, liceos, colegios y escuelas técnicas y al menos cien escuelas profesionales. Sobre esa sólida base se fundamentó el desarrollo cultural del pueblo cosaco.
Este desarrollo cultural fue patrocinado y financiado con sus propios medios, gracias al interés de formar una clase intelectual cosaca. Las autoridades rusas, por su parte, interesadas en reforzar los lazos psicológicos con el Imperio, la tolerancia y la unificación nacional en torno al pueblo ruso, determinaron que la formación militar de los jóvenes debía realizarse fuera de las fronteras regionales, en academias y escuelas militares rusas. De esta manera, los futuros oficiales no tenían posibilidad de estudios superiores sino ingresando a los cuerpos de cadetes y academias superiores imperiales. Fuera del ambiente cosaco, inmersos en la masa estudiantil, se pretendió que perdieran su sentimiento de exclusividad. Lo mismo pasaba con la mayoría de los cosacos egresados de las universidades y academias de estudio rusas. Al término de sus carreras académicas, normalmente bien cotizados por los militares rusos, esos jóvenes oficiales se repartían en regimientos de todo el Imperio, donde absorbían una cultura y costumbre hasta entonces extraña. Otros oficiales, a su regreso, fueron portadores del espíritu del Ejército Regular Ruso, ajeno a los cosacos. Sin embargo, más allá de esta influencia sobre la elite cosaca, el pueblo, como un todo, mantendría intacto el espíritu del viejo Zaporozhie y del Gran Ejército de Cosacos del Don. Conservaría sus leyendas, su historia y su antigua rebeldía hacia la autoridad rusa. En definitiva, su ideal de independencia y autonomía. 

LA REVOLUCIÓN COMUNISTA


Cuando en 1914 Rusia forma parte de la Entente, para enfrentar a Alemania y Austria-Hungría en la Primera Guerra Mundial, sus mejores tropas y entre ellas las cosacas, son movilizadas a los frentes de batalla. En medio de esta guerra, que nadie auguró se extendería por cuatro años, se produce la Revolución Bolchevique del año 1917. 
El recién instaurado gobierno revolucionario, tuvo que priorizar entre atender a sus propias luchas internas entre zaristas y bolcheviques o a la guerra que libraban a nivel europeo. En estas circunstancias, se firmó el armisticio con los Imperios Centrales el 15 de Diciembre de 1917. Siete días más tarde, se iniciaron las negociaciones en las que Trotski y la delegación soviética intentan maniobrar contra las duras exigencias territoriales alemanas. Al mismo tiempo, en las zonas periféricas del Imperio, surgía una amplia y heterogénea oposición que, apoyada por las potencias de la Entente, trataba de derrumbar al gobierno bolchevique.
Pronto se formaría el Ejército Blanco antimarxista y antibolchevique, que se enfrentará al Ejército Rojo creado en Enero de 1918. 
La necesidad de hacer frente a la guerra civil interior, llevó a Lenin a firmar las duras condiciones exigidas por las Potencias Centrales. Cuando los austro-alemanes lanzaron una ofensiva general en Febrero y el frente ruso colapsó, la delegación soviética se vio obligada a firmar el durísimo Tratado de Brest-Litovsk, en Marzo de 1918. Lenin optaba así por centrar todas sus fuerzas en el conflicto interno, lo que permitió a Alemania y Austria-Hungría obtener grandes, aunque efímeras, ganancias territoriales. Posteriormente, la guerra civil se confundirá con la intervención de las potencias aliadas en favor del Ejército Blanco y la Guerra Ruso- Polaca (1920-1921). Durante 1921, el gobierno bolchevique logró controlar en la  práctica todo el territorio del nuevo país que, en 1922, recibirá el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. 

LOS COSACOS CONTRA LA BESTIA ROJA: EL ATAMÁN KRASNOV

Tras la revuelta en Octubre de 1917, los cosacos, en el frente de batalla,  sintieron de inmediato la necesidad de establecer una resistencia contra las nuevas condiciones y orden de vida impuesta por los bolcheviques. Nadie deseaba, ni menos la juventud cosaca, desligarse de una guerra y de inmediato entrar en otra. Las peticiones del Atamán, de los personeros del gobierno cosaco y de los consejos de ancianos, de resistir y expulsar a los agitadores, no tuvieron una acogida inmediata. Sin embargo, pronto comenzó a aumentar en el pueblo la irritación tanto local como foránea. Surgen severas dudas sobre la autenticidad y sinceridad de las promesas de libertad y sobre los numerosos beneficios que traería para los cosacos un futuro gobierno soviético. Los bolcheviques, con el poder en manos de vagos y de lumpen de todo tipo, comenzaban a gobernar bajo condiciones de un completo caos económico y de violaciones constantes de los derechos civiles más básicos. 
Por lo mismo, si bien en un principio la llegada a Kuban del ejército antirrevolucionario de General Kornilov, fue recibida con alegría sólo por las tropas del gobierno local y las guerrillas de oposición, pronto se unirían a él los pobladores de todas las stanitsas (poblados Cosacos). Este ejército, así reforzado y al mando de su Atamán, el Teniente General Pedro Nicolás Krasnov, pasó de inmediato al territorio de los Cosacos del Don, región declarada en rebeldía absoluta contra las nuevas medidas adoptadas por los bolcheviques.
En la primavera del año 1920, ante la constante ofensiva de las fuerzas “rojas” y el abandono del apoyo de Occidente a las fuerzas “blancas”, se produce la derrota y caída formal de la región independiente de Kuban y el término de la autoridad del Atamán y de su gobierno. 
Comienza la esclavitud soviética y el exterminio de los cosacos.


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[1] La información para esta parte del trabajo ha sido tomada de A.I. Skrilov y G.B. Gubarev, Libro de Consulta Cosaco, citado en http://www.cossackweb.com.
[2] Jefes máximos de cada una de los diferentes grupos o estirpes cosacas.
[3] Estrabón, Historiador y geógrafo griego de la época del Imperio Romano, 63 AC. - 21 AC.
[4] Tesalónica 826 - Roma 869, Cirilo fue discípulo de Focio en la Universidad de Constantinopla donde llegó a ser profesor de filosofía. En compañía de su hermano Metodio se consagró durante un tiempo a la oración, refugiados en la región de Bitinia. Desde allí se trasladaron a las costas del mar de Azov donde desempeñaron una importante labor religiosa y política entre los jázaros, misión posiblemente encomendada por el emperador Miguel III. Debido al éxito de la misión fueron enviados a Europa central para difundir el cristianismo entre los eslavos, desarrollando la traducción de los libros sagrados y celebraron los oficios litúrgicos en lengua eslava para acercar de esta manera la religión al pueblo. Se les considera los inventores del alfabeto cirílico.
[5] Carta enviada en 1708 por Bulavin,  Atamán de los Cosacos del Don, a los Cosacos de Kuban.
[6] Estudio de A. I. Rigelman.